Mensaje del 12 de junio de 1978 en Hong Kong
¡Esta inmensa Nación!
«Fíjate en esta inmensa Nación de la que oficialmente ha sido borrada hasta la idea misma de Dios. Centenares de millones de pobres hijos míos son educados, desde su más tierna infancia, a prescindir de Dios. A menudo son hijos buenos, generosos, pero privados de la verdadera Luz, la única que puede dar a su existencia alegría y esperanza. Mira el enorme sufrimiento que oprime a este inmenso País… Te confirmo que en verdad se ha realizado ya cuanto Yo os predije en Fátima: Rusia ha difundido sus errores por todo el mundo. El Señor se ha servido de las naciones sin Dios para castigar a los pueblos cristianos, que se han alejado del camino trazado por mi Hijo Jesús. Ahora, que estáis viviendo cuanto os predije, ¿qué debéis hacer, pobres hijos míos, para hacer frente a esta situación? 280Recurrid ante todo a la oración. Rezad más; rezad con mayor confianza; rezad con humildad y con espíritu de completo abandono. Sobre todo, rezad cada día el Santo Rosario. Con vuestra oración impedís una mayor difusión del error, contenéis la acción del Maligno, pasáis al contraataque y reducís cada vez más su margen de acción. Con vuestra oración podréis conseguir, finalmente, la victoria, ya que Dios, por medio de vosotros, será el único vencedor. Ofreced el holocausto de vuestros sufrimientos. Los momentos que vivís son, en verdad, difíciles y dolorosos. Os espera un dolor como jamás el mundo ha conocido. Pero a través de este holocausto podréis salvar a los que pretenden perderos y hacer el bien a quienes son un flagelo para vosotros. Así, al final, también podrán alcanzar la salvación estas grandes naciones que se han rebelado abiertamente contra Dios y han llegado a ser un verdadero azote para toda la humanidad.»