Mensaje del 19 de junio de 1982 en Split (Yugoslavia)
Fiesta del Corazón Inmaculado
La Madre es glorificada por vosotros
«Entrad en el refugio de mi Corazón Inmaculado. En estos años os he llamado de todas partes del mundo y vosotros, mis pequeños, me habéis respondido con generosidad y habéis entrado en el jardín que la Madre os ha preparado. Habéis escuchado mi voz y acogido mi invitación. Con vosotros me he formado ahora mi ejército victorioso. ¡Con cuántas insidias, mi Adversario ha procurado impediros que respondáis a mi angustiada llamada! No lo ha logrado porque siempre he intervenido en la defensa de mi designio de amor. Así —no obstante todas las insidias de Satanás y las dificultades surgidas— mi invitación ha llegado hasta los últimos confines de la Tierra. Y de los cinco Continentes, en grandísimo número, mis hijos se han apresurado a entrar en el seguro Refugio de mi Corazón Inmaculado. Hoy os miro con complacencia y amor. La madre es glorificada por vosotros, porque a todos os puedo ofrecer a la perfecta glorificación de la Santísima Trinidad. Así, en estos momentos de rebelión a Dios, la Madre puede ofrecer, a través de vosotros, su himno de gloria al Señor. No se ha dado a comprender mi Voz, ni penetrar el misterio de mi Corazón, a los grandes, a los poderosos, a los ricos, a los soberbios. Ha sido concedido a los pequeños, a los pobres, a los humildes siervos del Señor. He formado con ellos mi ejército. Ya se ha cumplido el tiempo de la preparación. Ahora debemos entrar en los momentos conclusivos de la batalla. La humanidad está próxima a vivir las horas sangrientas del gran castigo, que la purificará con el fuego, el hambre, la devastación. La Iglesia se purificará con la Sangre de Jesús, la vuestra y con el fuego del Espíritu Santo y será curada totalmente de las llagas de la infidelidad y de la hipocresía, de la impiedad y de la apostasía. Ha llegado el momento en que el mundo y la Iglesia deben reconocer la misión que, en estos tiempos, ha confiado la Santísima Trinidad a mi Corazón Inmaculado. Os abrazo y os bendigo a todos.»