Mensaje del 6 de enero de 1978
Primer viernes del mes y del año
Puedes amarnos también así.
«Hijo mío amadísimo, recobra tu serenidad en el Corazón de Jesús. ¡Si supieses cuánto te ama y con cuánta predilección te mira! ¿Sabes por qué? Por ser tú tan pequeño, tan pobre, tan lleno de defectos… Échalo todo en el homo ardiente de su Corazón y todo quedará abrasado por su Amor misericordioso: tus pecados, tus flaquezas, tus defectos. Al final no quedará nada que sea tuyo: el bien que hagas será sólo obra nuestra. Has de ofrecemos el único don que para nosotros es el más precioso y que deseamos siempre de ti: el don de tu amor. Puedes amarnos también así: en la pequeñez, en la pobreza, en tu miseria que es realmente grande. No te desanimes cuando veas que me prometes una cosa y luego no la cumples… Pero, cuando me ofreces el dolor y el arrepentimiento por tu descuido, mi Corazón maternal se estremece de gozo. Pero esfuérzate también en cumplir cuanto te pido y ser fiel a lo que me has prometido. Silencio con todos; ora, sufre y ten plena confianza en Mí. Estos dolores íntimos, estas secretas humillaciones te asimilan a mi Hijo Crucificado. Déjate asimilar cada vez más a Él por tu Madre celestial, que quiere ajustarte plenamente a aquella cruz que mi Hijo Jesús ha preparado para ti…»