Mensaje del 8 de diciembre de 1977
Fiesta de la Inmaculada Concepción
La Inmaculada junto a vosotros.
«Soy vuestra Madre Inmaculada. Todos, desde todas las partes del mundo, levantad hoy vuestros ojos hacia Mí para contemplarme en la gloria donde, por singular privilegio, me ha colocado la Santísima Trinidad. Jamás he conocido el pecado. Mi Hijo Jesús ha querido hacer , de este modo, resplandecer en Mí el primero y el más bello fruto de su redención. Así como su Sangre os ofrece la posibilidad de limpiaros de toda mancha de pecado, así también me ha concedido a Mí “el privilegio de no haber sido nunca contaminada, desde el primer instante de mi concepción”. Me ha querido “toda hermosa ” para encontrar en Mí una puerta digna para llegar hasta vosotros. Hijos míos predilectos, dejaos atraer cada vez más por vuestra Madre Celeste si queréis que os ayude a libraros del pecado, que es vuestro verdadero mal y corrompe la imagen de mi Hijo Jesús, la única que debe resplandecer en cada uno de vosotros. En este día me acerco a vosotros y os digo: ¡No tengáis miedo, no temáis nada porque tenéis junto a vosotros a vuestra Madre Inmaculada! Os he mostrado la meta a la que quiero conduciros. Os he trazado el camino. Os he convocado de todas las partes del mundo y os he cobijado en Mí Corazón Inmaculado. Y hasta os he dicho con antelación lo que va a suceder. Ahora, en este día, os invito a confiaros enteramente a Mí, sin temor, sin inquietud. Cuando os dije que, en medio de la más grande oscuridad, la luz irradiaría sobre vosotros desde mi Corazón Inmaculado, con ello quise advertiros que, en los momentos decisivos, Yo misma os indicaré todo. Os diré a quién deberéis seguir para ser fieles al Vicario de mi Hijo Jesús y a mi Iglesia. Os confirmaré lo que habréis de anunciar para permanecer en la Verdad. Os indicaré a quién deberéis temer y qué camino será necesario seguir para evitar los peligros, al tiempo que yo misma prepararé todo para los que haya de conducir al Calvario para ser inmolados. Soy la Inmaculada junto a vosotros: en estos momentos de vuestra purificación haré que experimentéis mi presencia de forma extraordinaria, porque es muy grande la lucha que habremos de librar contra Satanás, el pecado y el poderoso ejército del mal(…).»