Mensaje del 1 de octubre de 1977 en Nimega (Holanda)
Fiesta de Santa Teresa del Niño JesúsPrimer sábado de mes
No a todos se les concede.
«No a todos se les concede comprender mis designios, sino tan sólo a quienes Yo llamo. Hijos míos predilectos: ¿Cuánto tiempo hace ya que me ocupo de formaros, que sigo vuestros pasos, que os guío para prepararos a responder a este llamamiento? Os he acogido en mi Corazón Inmaculado desde el seno materno; y, ya nacidos, Yo misma lo he venido disponiendo todo para vosotros. Vuestra vida ha sido toda ella un bordado primoroso de mi amor. Ahora mi designio debe cumplirse lo antes posible para bien de todos. Son ciertamente pocos los llamados; pero, a través de ellos, la Madre quiere ofrecer a todos sus hijos la posibilidad de salvación. ¡Mirad cuántos hijos míos corren por la senda de la perdición! ¿Quién los ayuda? ¿Quién los detiene? Ved cuántos, todavía jóvenes, cosechan ya obras de muerte casi antes de haber podido sembrar. El mundo en que viven los ha envenenado y les ha quitado la vida. ¡Cuántas almas generosas se encuentran hoy desorientadas a causa de la oscuridad que se ha difundido en toda la Iglesia! Revive mi dolor, tú que has encontrado también aquí Sacerdotes que no creen ya. ¡Y continúan sin embargo ejerciendo su ministerio! Son maestros que enseñan el error, ciegos que conducen a los otros a la ceguera. Comparte mi dolor precisamente en este lugar desde donde el progresismo y la apostasía se han difundido en esta Nación y en muchas partes del mundo. De aquí ha partido la ofensiva de mi Adversario; pero es también aquí donde, como señal de reparación, he querido hoy reunir Conmigo en oración a los Sacerdotes de mi Movimiento. No a todos se les concede comprender mi gran designio. Ésta es la hora en que todos los llamados deben responderme. Dentro de poco ya no tendréis tiempo, porque el número que el Padre celestial ha determinado quedará completado.»