Mensaje del 7 de abril de 1996 en Capoliveri (Livomo)
Pascua de Resurrección
Su retorno glorioso.
«Abranse vuestros corazones a la alegría, en el día en que mi Inmaculado Corazón de Madre fue colmado de tal plenitud de felicidad que llegó a borrar en Mí hasta cualquier rastro de todo dolor. Vivid también vosotros, hijos predilectos, el instante en que mi Hijo Jesús, con el fulgurante esplendor de su Cuerpo Glorioso, se me presentó y me envolvió con su fortísima luz, me abrazó con ternura filial, depositó un beso sobre mi corazón herido y me condujo de la mano al Reino Celestial de su gloria divina. Así me convertí en el primer anuncio, materno y silencioso de su Resurrección. Y fui el primer testimonio viviente de su glorioso retomo a la vida. Por esto hoy os invito a esperar, con confianza y segura esperanza su glorioso retomo. -Su retorno glorioso da nueva fuerza de vida a toda la humanidad redimida; pero sometida a las terribles insidias tejidas contra vosotros por aquél que es homicida desde el principio y que quiere todavía difundir el pecado y la muerte en el mundo. -Su retorno glorioso fortalece y consuela, da valor y confianza a la Iglesia nacida en el sepulcro del cual salió Cristo victorioso, y camina por la vía dolorosa de su definitivo encuentro con su Maestro y Señor. -Su retorno glorioso da nueva luz de Gracia a todos vosotros pobres hijos míos, sometidos a las experiencias dolorosas y terribles de estos últimos tiempos de la purificación y de la gran tribulación. Nunca como en vuestros días se hace necesario vivir esta verdad estupenda de la Pascua: Cristo resucitado está vivo en medio de vosotros y conduce los acontecimientos de las personas y de los pueblos hacia su último cumplimiento. Volved hoy la mirada a Aquél que ha resucitado de entre los muertos, para conduciros a todos a su reino de vida. Volved hoy la mirada a vuestra Madre Celestial, envuelta en la luz de la purísma alegría pascual y que se convierte una vez más para vosotros en anuncio materno y silencioso de su retorno glorioso.