Mensaje del 8 de septiembre de 1994 en Ottawa (Canadá)
Natividad de la Santísima Virgen María
Con los más pequeños.
«Te encuentras aquí mi pequeño hijo, en esta gran Nación, para celebrar hoy el nacimiento terreno de tu Madre Celestial. Has visto la extraordinaria participación de Sacerdotes, y especialmente de fieles en los Cenáculos que estás haciendo en todas partes del Canadá. Mi hora ha llegado y el ejército de los hijos consagrados a mi Corazón Inmaculado ya está preparado. Con los más pequeños Yo obtengo el triunfo de mi Corazón Inmaculado y Jesús establecerá su reino glorioso en el mundo. Con los más pequeños puedo formarme la Iglesia fiel, que está a punto de nacer en el jardín de mi Corazón Inmaculado. Con los más pequeños conduzco la batalla contra el poderoso ejército de los soberbios y de los grandes, que han lanzado su desafío al Señor. Así una vez más, el Señor afirmará su poder y reducirá a la nada las fuerzas de todos sus adversarios, por boca de los niños y de los lactantes. Con los más pequeños obtengo cada día mi victoria sobre Satanás y su poderoso ejército del mal, sobre las fuerzas satánicas y masónicas organizadas contra Dios, porque conduzco a mis hijos por la vía de la fe heroica, de la segura esperanza y del amor perfecto. En ellos es glorificado el Padre Celestial; Jesús es amado y vivido por ellos; por ellos difunde el Espíritu Santo sobre el mundo la potencia de su divino Amor. También en esta gran Nación, Yo os conduzco a la salvación y a la paz por medio de estos mis pequeños hijos. Mira jcómo responden con generosidad y entusiasmo! Mira cómo viven, con amor y reconocimiento la consagración a mi Corazón Inmaculado. Por medio de ellos mi triunfo ya ha comenzado. Ahora lo llevo adelante con prisa, porque ya ha llegado el tiempo de mi mayor manifestación. Por esto, mi pequeño hijo, te llevo todavía a lugares lejanos y te exijo tan gran fatiga y un trabajo tan pesado, que es humanamente imposible. Pero Yo te llevo y te conduzco, te sostengo y te ayudo, te consuelo y te animo, porque de todas partes de la tierra, debes traer a todos mis pequeños hijos dentro del refugio de mi Corazón Inmaculado. Solamente con ellos puede la Madre Celestial obtener su triunfo. Solamente con ellos puede Jesús establecer su reino glorioso en el mundo. Por esto, en el día en que me contempláis en la cuna, en la que fui depositada después de mi nacimiento terreno, os bendigo con ls alegría de ser cada vez más seguida por vosotros por la vía de la pequeñez y de la humildad.»