Mensaje del 30 Junio 1994 en Valdragone (República de San Marino)
Ejercicios Espirituales en forma de Cenáculo 25 Obispos y 250
sacerdotes del M.S.M. de Europa, América, Asia y Oceanía
Mi Corazón Inmaculado triunfará.
«Nunca habéis venido tan numerosos de todas partes del mundo, Obispos y Sacerdotes de mi Movimiento, y os encontráis aquí sobre este monte, para una semana de Cenáculo continuo de oración y de fraternidad. Yo os he llamado aquí arriba. En estos días Yo estoy continuamente junto a dada uno de vosotros: me uno a vuestra oración; vuelvo más profundo el vínculo de vuestra fraternidades obtengo el don del Espíritu Santo, que obra profundamente en vuestra vida y os lleva a la transformación del corazón. ¡Cuánto consuelo dais a vuestra Madre Celestial! En vosotros Mi Corazón Inmaculado es glorificado porque, por medio vuestro, Yo puedo realizar el triunfo de mi Corazón Inmaculado en el mundo, como os lo anuncié en Fátima. —Mi Corazón Inmaculado triunfará sobre esta humanidad enferma y materialista, inclinada a la búsqueda exasperada del placer y del bienestar, que ha construido una nueva civilización sin Dios y se ha vuelto pagana, después de casi dos mil años del primer anuncio del Evangelio. Id y predicad la necesidad de la penitencia y de la conversión, del retomo al Señor por la vía de la oración y del arrepentimiento, de la renuncia a Satanás y a sus seducciones, al mal y al predominio de las pasiones. Vuelva como el hijo pródigo, a los brazos del Padre Celestial, que la espera con amor, para que pueda establecerse entre Dios y la humanidad una nueva, profunda y universal reconciliación. Sed vosotros los instrumentos de este retomo general. Sed vosotros los apóstoles de esta segunda evangelización, tan requerida por mi Papa: así, por medio de vosotros, Mi Coraón Inmaculado triunfará. —Mi Corazón Inmaculado triunfará sobre esta Iglesia mía enferma y dividida, lacerada por los espíritus del mal y poseída, de manera cada vez más fuerte, por el tenebroso poder de la masonería. Por esto se extienden en ella los errores, a menudo se enseñan, se difunden y se acogen entre la general apatía e indiferencia; la falta de fe se propaga; los pecados se cometen y justifican; los ministros del Santuario languidecen en la tibieza y la indiferencia y disipan los tesoros que el Señor ha puesto en sus manos. ¿Cuánto sufre esta mi amadísima hija! Qué pocos son aquellos que escuchan la voz de vuestra Madre Celestial y la siguen: y ellos encuentran dificultades, incomprensiones y persecuciones, a menudo de sus propios hemanos. ¿ed vosotros los instrumentos de la renovación interior de toda la iglesia, vosotros que sois llamados a ser el corazón nuevo de la nueva Iglesia purificada, iluminada y santificada. Por esto os invito a ser hoy apóstoles valientes de fe y de unidad, de santidad y de amor. Inclinaos Conmigo a aliviar su gran dolor, a depositar bálsamo y consuelo sobre tantas de sus heridas abiertas y sangrientas. Entonces sed para ella hoy expresión de mi matera ternura y, por medio de vosotros, Mi Corazón Inmaculado triunfará. —Mi Corazón Inmaculado triunfará sobre todos mis pobres hijos, que llevan la cruz de los indecibles sufrimientos de estos últimos tiempos de la purificación y de la gran tribulación. ¡Cuántos son los alejados! Qué numerosas son las víctimas de mi Adversario, que hoy ha puesto en el mundo el vértice de su diabólico poder. Tomad de la mano a los niños encauzados a precoces experiencias del mal; sostened a los jóvenes, engañados y seducidos por los falsos valores que les son propuestos y sucumben bajo el peso de los pecados, de la impureza y de la droga; ayudad a las familias cristianas, a vivir como pequeñas comunidades de gracia y de oración, de comunión y de amor y sustraedlas al grave peligro de la división y del divorcio, del recurso a los medios que impiden la vida, y de los abortos que aumentan en todas partes del mundo. Andad a la busca de las ovejas descarriadas por todos los caminos del mundo. Convertid a los pecadores, sostened a los que dudan, conducid a los descarriados, curad a los enfermos, confortad a los moribundos: dad a todos la gracia y el amor, la salvación y la vida que mi Hijo Jesús os ha dado con su pasión y muerte sobre la Cruz. Entonces convertios en instrumentos de salvación para todos, en estos últimos tiempos, en los que se van a cumplir todas las cosas que os he predicho. Así, por medio de vosotros, al fin Mi Corazón Inmaculado triunfará. Salid de este Cenáculo en la serenidad y la alegría. A todos Yo he concedido la gracia del cambio de corazón y de la transformación de vida. Nadie sale de este Cenáculo como ha entrado. Yo soy la Madre de la gracia y de la pureza, del amor y de la esperanza, de la alegría y de la paz. Partid en la paz y sed, en todas partes del mundo, los instrumentos de mi paz. Yo estoy con vosotros y os haré sentir, de manera extraordinaria, mi presencia materna. Con vuestros seres queridos, con las personas que os han sido confiadas, os bendigo a todos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.»