Mensaje del 11 de febrero de 1994 en Tegucigalpa (Honduras)
Aniversario de la Aparición de Lourdes
Yo soy consolada
«Hoy celebráis el aniversario de mi aparición en Lourdes a mi pequeña y pobre hija Bernadette. Y te encuentras aquí, pequeño niño, en esa nación de Centro América, donde Yo soy particularmente amada y venerada por tantos de mis hijos. ¿Has visto con cuánto entusiasmo han acogido el mensaje de tu Madre Celestial y que filial y tierno amor tienen por Mí? En estos años en los que mi Corazón es profundamente herido por los pecados y la infidelidad, por la soberbia y la aridez, por el rechazo obstinado de mis intervenciones maternales, Yo soy consolada por mis hijos más pequeños. Yo soy consolada por los más pobres, que me responden con la riqueza de su amor, de su humildad, de su docilidad. i Con qué apertura de alma y de corazón escuchan ellos mi palabra, la acogen y la viven! Verdaderamente para estos pobres de bienes y de espíritu, se prepara el Reino de Dios, que pronto vendrá a vosotros en todo su divino esplendor. Yo soy consolada por los más pequeños, por aquellos que viven verdaderamente como niños, que Jesús forma y protege dentro del jardín celeste de su divino amor. Con qué ternura los llevo entre mis brazos matemos, para que sean consolados por Mí. Solamente a ellos revelo el secreto de mi Corazón Inmaculado, la luz de mi designio, el plan de batalla y el momento de mi victoria. Yo soy consolada por los corazones nuevos, formados dentro del luminoso recinto de mi Corazón Inmaculado. Contra el odio que se propaga, el egoísmo que consume, la aridez que enfría, la dureza que paraliza el corazón de tantos, que se han vuelto fríos e insensibles, duros y cerrados a la penuria de los necesitados y de los pobres, Yo formo corazones nuevos que sepan difundir por doquier el latido de mi amor materno y misericordioso. Estos corazones saben amar a Dios con aquel único amor que lo glorifica y a vuestra madre Celestial con aquel único amor que la consuela. Yo soy consolada por esta pequeña nación de Honduras, porque tiene un corazón grande y rebosante de amor hacia Mí. Hoy has estado en la casa presidencial para hacer con el Presidente de la República la consagración de ésta a mi Corazón Inmaculado. Yo tomo bajo mi particular protección esta Nación, porque habiendo hecho cuanto os he rogado en Fátima, Yo he sido consolada por ella de manera particular.»