Mensaje del 2 de febrero de 1976
Presentación del Niño Jesús en el Templo
Signo de contradicción.
«No os turbéis, hijos míos predilectos, si no sois comprendidos por algunos: antes bien, sois abiertamente criticados y perseguidos. Mi Corazón lo permite para habituaros a no buscaren ninguna criatura vuestro apoyo, sino en Mí sola. Apoyaos en mi Corazón Inmaculado, amados hijos míos. Dejaos llevar como mi Hijo Jesús se dejaba llevar en mis brazos a la Casa del Padre y se presentaba en el Templo para ofrecerse al Señor sobre mi Corazón de Madre. En el momento en que Yo le entregaba en las manos del Sumo Sacerdote, el anciano profeta Simeón revelaba que la Madre había sido elegida por Dios para esta ofrenda: “Será puesto como signo de contradicción y una espada, ;oh, Madre!, traspasará tu alma.” También vosotros, pequeños hijos consagrados a mi Corazón Inmaculado, estáis llamados hoy a ser este signo de contradicción. Por vuestra vida, que será sólo el Evangelio vivido. Hoy se cree cada vez menos en el Evangelio de mi Hijo Jesús, y hasta en mi Iglesia algunos tienden a interpretarlo de manera humana y simbólica. Vosotros practicaréis a la letra el Evangelio: seréis pobres, sencillos, puros, pequeños y totalmente abandonados al Padre. Por vuestra palabra, que repetirá cada vez más fuerte y clara la Verdad que mi Hijo Jesús ha venido a revelaros. ¿Veis cuántos hermanos vuestros Sacerdotes traicionan la Verdad, en el intento de adaptarla a la mentalidad del mundo, movidos por la falaz ilusión de ser mejor comprendidos, más escuchados y más fácilmente seguidos? No hay ilusión más peligrosa que ésta. ¡Anunciad siempre con fidelidad y claridad el Evangelio que vivís! Vuestro hablar sea: “Sí, sí; no, no”; lo demás viene del Maligno. Por eso dejaos siempre guiar y conducir con docilidad por la Iglesia. Mirad cómo el Papa anuncia cada día con mayor fuerza esta verdad y cómo su voz cae cada vez más en un desierto. Mi Corazón de Madre se siente traspasado de nuevo por una espada al ver cómo el Santo Padre, mi primer hijo predilecto, es abandonado hasta por sus hermanos Sacerdotes y lo dejan cada vez más solo. Sed vosotros, Sacerdotes consagrados a mi Corazón Inmaculado, la voz que propague en todo el mundo cuanto el Vicario de mi Hijo anuncia hoy con firmeza para la salvación de mis pobres hijos extraviados. Por vuestro testimonio, que deberá ser luz y ejemplo para toda la Iglesia. El Padre ha dispuesto que vuestro testimonio sea cada vez más doloroso. Os lo repito, hijos, el camino por el que os conduzco es sólo el de la Cruz. No temáis si contra vosotros aumentan las incomprensiones, las críticas y las persecuciones. Es necesario que esto os suceda, porque, como mi Hijo Jesús, también vosotros estáis llamados a ser signo de contradicción. Cada vez más os seguirán unos, y también cada vez más seréis rechazados y perseguidos por otros. Cuando ataquen a vuestra persona o a mi Movimiento, responded con la oración , con el silencio y con el perdón. Pronto seréis llamados a la batalla abierta cuando será atacado mi Hijo Jesús, Yo misma, la Iglesia y el Evangelio. Sólo entonces, conducidos de la mano por Mí, deberéis salir a la luz para dar finelmente vuestro público testimonio. Por ahora vivid todavía con sencillez, confiándoos todos a los cuidados de mi Corazón de Madre.»