Mensaje del 11 de abril de 1993 en Rubbio (Italia)
Pascua de Resurrección
La Pascua de los tiempos nuevos.
«Hijos predilectos, alegraos Conmigo, Madre gozosa de la Resurrección. Vuestros corazones de niños, apenas recién nacidos, como pequeñas flores blancas abiertas en la tormenta sangrienta del Calvario, se alegran de purísima gloria pascual. Jesús despreciado, azotado, coronado de espinas, condenado al patíbulo, crucificado, muerto y sepultado, hoy sale victorioso del sepulcro en el esplendor de su gloria divina. Jesús está vivo; Jesús es santo; Jesús es inmortal; ¡Jesús es Dios! En la luz de su cuerpo resucitado Jesucristo difunde sobre el mundo y sobre todo el universo el esplendor del Padre, el reflejo de su gloria, la impronta de su divina sustancia. Y la paz desciende sobre vuestras almas liberadas de la esclavitud de Satanás y del pecado; en vuestros corazones, purificados por la fuerza de su amor; en vuestras mentes abiertas al don de su Palabra de vida; en vuestros espíritus, sobre los que se posa suavemente su mismo Espíritu; en vuestros ojos, solicitados a reflejar su vivísima luz; sobre vuestros cuerpos, llamados a conocer la experiencia nueva de la divina inmortalidad. Sí, Jesucristo ha vencido a la muerte, ha hecho esclavo a Satanás, el antiguo adversario; os toma de la mano y os conduce al reino estupendo de su libertad. No os contriste la hora que la humanidad está viviendo, de un nuevo Getsemaní, no os descorazone la ventaja que el mal tiene hoy en el mundo; no os asuste Satanás que ha llegado a la cumbre de su dominio diabólico. Ahora la humanidad yace en su sepulcro de la muerte, del pecado, de la impureza, desgarrada por el viento impetuoso de la violencia y del odio. Pronto también saldrá de su inmenso sepulcro esta humanidad para vivir la Pascua de los tiempos nuevos, cuando Jesucristo volverá en gloria a instaurar su reino de amor y de vida. Disponeos a vivir la Pascua de los tiempos nuevos. Es la Pascua preparada para vosotros. Es la Pascua que os espera al fin del tenebroso período de la purificación y de la gran tribulación que ahora estáis viviendo. Es en una gran esperanza y en esta espera segura, como debéis vivir el tiempo de la gran prueba que ahora ha llegado para vosotros todos. En esta Pascua de 1993, yo os invito a mirar todos a “Jesucristo, el testigo fiel, el primer resucitado de entre los muertos, el jefe de todos los reyes de la tierra. Jesucristo nos ama, nos ha liberado con el sacrificio de su vida, para hacemos reinar con Él como sacerdotes al servicio de Dios su Padre. A Él sea la gloria y el poder para siempre. ¡Atención! Jesucristo viene sobre las nubes y todos lo verán, también aquellos que lo mataron. Los pueblos de la tierra estarán desconcertados. Sí, Amen.” (Ap 1,5-6) Hijos predilectos en la gloria Pascual de este anuncio que os lleva a la paz, con mi Hijo resucitado, hoy os bendigo a todos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.»