Mensaje del 2 de octubre de 1992 en Milán
Fiesta de los Santos Angeles Custodios
El Anuncio de los tres Ángeles.
«Hoy los Ángeles de Luz de mi Corazón Inmaculado, están a vuestro lado, mis predilectos e hijos consagrados a Mí. Es su fiesta. Honradlos, invocadlos, seguidlos, vivid siempre con ellos que os han sido dados por el Padre Celestial como Custodios y protectores vuestros. Hoy es su tiempo. A este último período de la purificación y de la gran tribulación corresponde una fuerte y particular manifestación de los Ángeles del Señor. Habéis entrado en la fase más dolorosa y difícil de la batalla entre los Espíritus del bien y los Espíritus del mal, entre los Ángeles y los demonios. Es una lucha terrible que se desarrolla en tomo a vosotros y sobre vosotros. Vosotros, pobres criaturas terrenas os veis implicados y así sentís de forma particularmente fuerte las insidias que tejen contra vosotros los espíritus malos para conduciros al camino del mal y del pecado. En consecuencia, estos son los tiempos en que debe hacerse todavía más fuerte y continua la acción de vuestros Angeles Custodios. Rezadles frecuentemente, escuchadlos con docilidad, y seguidlos en todo momento. El culto de veneración y de alabanza a los Angeles del Señor, debe llegar a ser, en la Iglesia, más extendido y solemne. A ellos, en efecto, está reservada la misión de daros el Anuncio tan esperado de vuestra próxima liberación. El Anuncio de los tres Ángeles sea esperado con fe por vosotros, acogido con gozo y seguido con amor. —Vuestra liberación coincidirá con el fin de la iniquidad, con la completa liberación de toda la creación de la esclavitud del pecado y del mal. Cuanto sucederá será una cosa tan grande, como jamás se ha visto desde el principio del mundo. Será como un juicio en pequeño y cada uno verá su propia vida y todas sus obras en la Luz misma de Dios. Al primer Ángel le corresponde la misión de proclamar a todos este anuncio: “Dad a Dios la gloria y la obediencia; alabadlo, porque ha llegado el momento en el que Él juzgará al mundo. Arrodillaos delante de Aquél que ha hecho el cielo, la tierra, los manantiales y el mar”. —Vuestra liberación coincidirá con la derrota de Satanás y de todo espíritu diabólico. Todos los demonios y los espíritus de los condenados, que en estos años se han volcado por todas partes del mundo para la ruina y condenación de las almas, serán arrojados al infierno, del cual han salido, y ya no podrán dañar nunca más. Todo el poder de Satanás será destruido. A 1 segundo Ángel le corresponde la misión de dar este Anuncio: “Ha caído, ha caído la gran Babilonia, aquélla que había hecho beber a todos los pueblos el vino embriagador de su prostitución”. —Vuestra liberación coincidirá sobre todo con el premio concedido a todos aquellos que, en la gran prueba, se hayan mantenido fieles y con el gran castigo dado a aquellos que se hayan dejado arrastrar por el mal y el pecado, por la incredulidad y la impiedad, por el dinero y por el placer, por el egoísmo y la impureza. Al tercer Ángel le corresponde la misión de anunciar el gran castigo. “Cualquiera que adora a la bestia y a su imagen y recibe su marca en la frente o en la mano, beberá el vino de la ira de Dios, escanciado puro en el cáliz de su terrible juicio, y será torturado en la presencia del Cordero y de los Ángeles santos con fuego y azufre. El humo de su tormento no acaba nunca. Quien adora a la bestia y a su imagen y cualquiera que recibe la marca de su nombre, no tiene reposo ni de día ni de noche”. En este tiempo final de la gran tribulación, anunciado como aquél del fin de la iniquidad, de la derrota de Satanás, y del castigo de los impíos, es puesta duramente a prueba la constancia de aquellos que pertenecen al Señor, ponen en práctica los mandamientos de Dios, y permanecen fieles a Jesús. Por esto os invito hoy a estar particularmente unidos a vuestros Ángeles Custodios en la oración, en la escucha de su voz y a acoger con docilidad su guía segura por el camino del bien y de la santidad. En estos tiempos borrascosos, en que Satanás domina con toda su potencia tenebrosa, es misión de los Ángeles de luz de mi Corazón Inmaculado, la de conduciros por el camino de la constancia y de la fidelidad a Jesús, en la observancia de los mandamientos de Dios y en el ejercicio de todas las virtudes. En este día, junto a vuestros Ángeles Custodios, os bendigo, con la alegría de una Madre que es consolada y cada vez más glorificada por vosotros.»