Mensaje del 1 de mayo de 1983 en Pascara
Fiesta de S. José Obrero
Este mes de mayo.
«En este mes tratad de vivir más intensamente la consagración que habéis hecho a mi Corazón Inmaculado, hijos predilectos: Solo así podré ser venerada por cada uno de vosotros. Ofrecedme florecillas de mortificación para consolar el gran dolor que me causa el ver cómo todas las invitaciones, dirigidas a la humanidad para que retome a su Dios, no son acogidas. ¡Cuánto se entristece Jesús al ver a tantos que caminan por la senda del pecado, de la impureza, de la corrupción, del egoísmo desenfrenado! Ofreced, a estos pobres hijos míos enfermos, la ayuda de vuestra penitencia y de vuestra mortificación. Cada día de este mes, consagrado a Mí, regaladme con pequeñas flores de silencio y de docilidad, de plena disponibilidad, de humildad y de paciencia, de mansedumbre, de vuestra renuncia a las comodidades y placeres de los sentidos. Caminaréis así por la senda del desprecio de vosotros mismos, obrando en vosotros aquella renuncia al mundo y a sus seducciones, que constituye el compromiso más importante asumido el día de vuestra consagración bautismal y sacerdotal. Dadme Coronas de Rosarios, recitados con más intensidad y con mayor frecuencia. Reunid en tomo a vosotros a Religiosos, Religiosas y fieles en Cenáculos de incesante y fervorosa oración hecha Conmigo. Os pido, sobre todo ahora, que oréis con fervor y con alegría por medio del Santo Rosario. Es el arma que hoy debéis usar para combatir y para vencer en esta sangrienta batalla; es la cadena de oro que os liga a mi Corazón; es el pararrayos que aleja de vosotros y de vuestros seres queridos, el fuego del castigo; es el medio seguro para tenerme siempre a vuestro lado. Por último, os pido que renovéis con frecuencia y viváis plenamente la consagración a mi Corazón Inmaculado y Dolorido. Entrad cuanto antes en este refugio para ser defendidos por Mí. Mi protección debe ser cada vez más manifiesta a todos, porque los días que estáis viviendo están señalados por grandes sufrimientos, y el peligro de perderse aumenta para muchos pobres hijos míos, hoy tan amenazados. Que este mes de mayo, consagrado particularmente a Mí, sea para vosotros una preciosa ocasión para entregaros a Mí, con la 460ofrenda de pequeñas flores de mortificación, con el rezo frecuente del Santo Rosario y viviendo más intensamente la consagración a mi Corazón Inmaculado.»