Mensaje del 27 de noviembre de 1973
Aparición de María Santísima a Santa Catalina Labouré
Sólo para mi Hijo Jesús.
«Quiero que todos los Sacerdotes de mi Movimiento se entreguen a Mí como niños. No deben pensar más en si mismos; Yo Misma quiero encargarme de ellos. Escucharé todas sus peticiones y atenderé sus deseos más íntimos. No deben vivir más para si mismos; ni siquiera para su actividad sacerdotal, que tanto los absorbe, los fatiga, los consume, pero los deja como vacíos y alejados de Mí. Deben vivir, en cambio, sólo para mi Hijo Jesús, poniendo en práctica el Evangelio a la letra. Por eso deben vivir sólo por Mí y Conmigo. Yo sola podré formarlos para una unión cada vez mayor, de mertte y de corazón, con mi Hijo Jesús; los haré obrar solo para El, conducidos por mi mano y bajo el dulce influjo de mi inspiración de Madre. Entonces ellos harán las mismas cosas, ¡pero de un modo tan diverso! Porque serán las mismas cosas, hechas por ellos Conmigo, en ellos me manifestaré y por medio de ellos podré realizar mi gran designio de salvación. Tengo, empero, necesidad de que estos Sacerdotes lleguen a ser cada vez más míos: en el silencio, en la oración, en la humildad, en el equilibrio. Bella cosa es cuando ellos hablan de Mí, pero cosa más grata a mi Corazón es cuando ellos viven en Mí. Quiero revivir en ellos para volver como Madre en medio de mis hijos. Sean dóciles, sean humildes, sean buenos con todos, en especial con el que está más lejos, con el que se ha perdido, con el que está desesperado. Quiero darles mi Corazón; para ello habitúense a vivir siempre en mi Corazón maternal. Que no se preocupen de nada: de lo demás, de todo lo demás me ocuparé Yo misma, para que se cumpla mi gran designio de amor.»